Blog colegio Don Bosco
Creador del blog: Lucas De Frenza
Año y sección: 3er año Telemática
En este blog se hablara de Don Bosco y el colegio Don Bosco espero lo disfruten.
COLEGIO DON BOSCO de VALENCIA, VENEZUELA
Valencia: 22 de Noviembre de 1.894 llegan los primeros salesianos a Valencia, la ciudad del Cabriales les había esperado ansiosamente desde1.895 cuando se hacen los primeros contactos con el propio Don Bosco y sele pide que envié a la primera expedición misionera, el ambiente reinante producto de la era Guzmancísta fue un fantasma que mantuvo alejados a los hijos de don Bosco durante algún tiempo.
Los salesianos conforman un internado que pronto contó con un número significativo de alumnos, su costo inicial fue de 15 bolívares y se mantuvo abierto hasta 1.968 cuando por órdenes de los Superiores el P. Ricardo Alterio como Director le corresponde decretar su cierre y se mantiene el externado.
Ese internado venía desen volviéndose desde el año de 1895; a pocos meses apenas de la llegada de los Padres Salesianos a Valencia. Setenta y tres Años de ininterrumpido funcionamiento. Setenta y tres Años viendo llegar al inicio de la segunda quincena de septiembre, jóvenes escolares cargados de maletas, con la cara apesadumbrada, y con el ánimo en suspenso frente a las posibles sorpresas del internado. Setenta y tres Años en que, por los últimos días de julio, la muchachada se dispersaba, con la alegría reflejada en el semblante, jubilosa y dicharachera ante la vuelta al regazopaterno.El internado que se clausuró dio fisonomía, y fue componente de sabor muy especial para el colegio "Don Bosco" de Valencia. Su historia se confunde con la historia del plantel. Comencemos ahora pues a revivir las crónicas de este templo educativo. En las postrimerías del año de 1894 se integraba la comunidad en la casa de la propiedad de la familia Fontainés, en la esquina de El Vapor. La presidía el Reverendo Padre Félix Andrés Bergeretti, con los clérigos Savoia y Montanari. Todos nativos de Italia.Habían llegado de la mano del Presbítero bachiller Víctor Julio Arocha,Vicario de Valencia, y contaban con el respaldo y la simpatía de un grupo de matronas valencianas. A la cabeza de ellas, Doña María de la Paz Pérez Santander, cuya escarcela se abrió con generosidad para sufragar los gastos inherentes a la atrevida empresa.
El inmueble, con frente a la calle de La Fortuna, hoy Avenida Anzoátegui,era estrecho e incómodo. Los Padres abrieron operaciones, a sabiendas de que allí actuarían por breve tiempo. A los pocos meses, con más de doscientos alumnos inscritos, el día 1° de abril de 1895, se instalaban en una vieja casa de arquitectura colonial, con frente a la calle de El Sol,hoy calle Páez; adquirida por la cantidad de Veintiséis Mil Bolívares. Fue entonces cuando pudieron respirar a sus anchas, y entrar a hablar de relativa comodidad. Es que Valencia les había respondido ampliamente. La sencillez, el espíritu de trabajo, la llaneza y cordialidad en el trato, el comportamiento uniforme frente al alumno rico y al escolar pobre. Todas esas virtudes habían originado excelente impresión en el ánimo de la sociedad valenciana. Convencidos del arraigo, seguros de que habían llegado a hogar hospitalario y a puerto seguro, los Padres atrevían comprometerse en inversión de tanta cuantía. Inversión que envolvía años de privaciones y hasta de sinsabores.
En el puesto de comando estaba un hombre de una gran entereza, con una copio invalorable de experiencia. Un superior que le imprimiría a la nueva casa rumbo certero; al mismo tiempo que ganaba a diario adhesiones y simpatía para la causa que personalizaba.El Primer Director, Héroe o Conspirador
FELIX ANDRÉS BERGERETTI había nacido en Italia en el año de 1835. Llegaba a Valencia de cuarenta y ocho años. Hombre de excelente salud, muy ágil, y muy despierto, había ingresado a la Congregación Salesiana apenas hacía un año. Misionero vocacional, se había enrolado antes a una orden de Padres evangelizadores, y había actuado en Australia. Estuvo en Sydney, Melbourne,Palestina, y por último en Ceylán, donde actuó durante catorce años.Hablaba español, italiano, inglés, francés, latín y griego. Conocía bien el árabe; tenía conocimientos muy avanzados de agrimensura e ingeniería. Sus dotes así como su actividad le habían valido el ofrecimiento de la Mitra,que el incansable misionero se había negado a aceptar.
A Valencia llegó maduro, para regalarnos con la preciosa simiente de su experiencia, así como para estrenar su devoción y su mística por el pabellón de Don Bosco. El 6 de junio de 1897, en efecto, ya celebraba sus Bodas de Plata Sacerdotales. Bergeretti le dio a la casa salesiana de Valencia la orientación precisa. Enseñanza en el aula, y enseñanza en los Talleres. Escuela primaria.Educación Secundaria. Y Enseñanza Artesanal. Sastrería. Artes Gráficas.Carpintería. Con la colaboración estupenda de dos jóvenes clérigos, Jacinto Piana y José María Grazzini, como el Hermano Coadjutor Falletti, todos llegados para reforzar el elenco de la nueva casa; la enseñanza de la música, y los diferentes conjuntos que ella envuelve, cobrarían expresión y fuerza. La Banda del Colegio sería, al cabo de poco tiempo, el conjunto que animaría los programas de fin de curso, así como muchos otros actos de la vida y del discurrir de la ciudad.
Sin embargo, sería la tragedia colectiva la que tallaría el perfil definitivo de Bergeretti. La espantosa epidemia de Viruela del año 1898,que clausuró su Colegio, y lo aventó hasta el de gredo. En el Hospital "San Roque", y en el recién abierto Hospital Civil. Fue entonces heroico yab negado. Dio la cara sin miedo a la muerte. Llevó el consuelo a miles de moribundos. Y fue Cristo. Samaritano. Figura de bondad y misericordias, en los propios lugares donde la muerte se había instalado con despliegue decrueldad.Esa epidemia de Viruela cierra la primera etapa de la Casa Salesiana de Valencia. De la ejemplaridad de su Director quede, para grabar en el bronce, condensada en frase feliz, la viva emoción del Obispo Adam: "¡Qué inmenso, señores, me resulta Félix Andrés Bergeretti!"
Había pasado el Siglo XIX con el ingrato recuerdo de la Viruela. Alegría y esperanza en el despunte del nuevo siglo. Sin embargo, para los Padres Salesianos de Valencia, apuntaron nubes cargadas de negras amenazas. A las ocho de la mañana del ocho de enero de 1900, en efecto, dos delegados del Jefe Civil y Militar de la Plaza comunicaban al Director Félix Andrés Bergeretti, y a sus colaboradores inmediatos, Inocencio Montari y Juan Bautista Voghera, la orden del General Cipriano Castro, jefe triunfante dela Revolución Liberal Restauradora, de presentarse en Miraflores "en el término de la distancia".
Al día siguiente, a las once de la mañana, tomaban el tren que los conduciría a Caracas, los mencionados superiores. Los Padres habían sido acusados de redactar y distribuir, a través del alumnado, un folleto de contenido revolucionario. Se trataba de un infundio perverso. El General castro los retendría en la capital hasta el día 18 de febrero, habiendo regresado a Valencia al día siguiente, en medio al contentamiento de la ciudadanía, y el entusiasta alborozo de los alumnos.Aquel penoso incidente pareció superado con la presencia del Director en la Misa de Difuntos que se celebrara en Tocuyito, el día 14 de septiembre, en sufragio de las almas de los soldados caídos una año antes, en la batalla que selló la victoria del general castro. Acompañado de su esposa, Castro había presenciado la ceremonia, y había tenido la oportunidad de apreciarlas excelencias de la Banda del Colegio. Cinco días después, el diecinueve de septiembre, el Jefe Supremo del Gobierno, y Doña Zoila de Castro, dispensaban atenta visita al Colegio Salesiano de Valencia, y dejaban una limosna de dos mil bolívares en manos del Reverendo padre Bergeretti.
Además, el 5 de julio de 1901 se le había conferido el Busto del Libertador en la 2da Clase; por disposición desde luego del Jefe del Poder Ejecutivo. Pero los viajes del jefe de la comunidad hasta Curazao en donde funcionaba una casa salesiana, despertaban la suspicacia del Gobierno. Al regresar de uno de ellos, verificado en la compañía del padre Inspector, el 9 de febrero del año de 1902, no se le permitió desembarcar. Huérfana quedaba la comunidad de Valencia. Inflexible y empecinado, Castro no levantaría la orden de expulsión, y el gran misionero e insigne salesiano moriría siete años después en Ockland, EE.UU. de Norte América. El 17 de junio de 1957sus cenizas llegaban, en una urna de bronce, a las puertas de la ciudad.Los Antiguos Alumnos Salesianos, capitaneados por Don Ramón Chazzin, alma y paladín de aquella cruzada, sembraban, definitivamente, al gran apóstol en la tierra valenciana. Se le enterró en el Santuario de María Auxiliadora, e hizo su elogio Monseñor Dr. Gregorio Adam, Obispo de Valencia.
Elemento de mucho valimiento llegaría a ser el entonces acólito Juan Schonewolf, quien seguía estudios en la Universidad de Valencia, y el 4 denoviembre de 1900 optaba al Grado de Bachiller en Ciencias Filosóficas,recibiendo calificación de sobresaliente. El 5 de julio del año siguiente,recibiría las Órdenes Menores de manos del Obispo de Calabozo, MonseñorFelipe Neri Sendrea. Este Prelado fue un grande y consecuente amigo de laCongregación Salesiana. Todos los años solía pasar temporada de salud ydescanso en la casa de sus familiares, situada apenas a una cuadra delSantuario de María Auxiliadora. Él prestaba un valioso concursoprestigiando las solemnidades, y confiriendo las órdenes sagradas a losclérigos que componían el personal de la casa. El día 5 de febrero del año1902 se registró la muerte del alumno Víctor Manuel Juárez, del taller deSastrería, quien formaba parte del personal de la Banda del Colegio.Residenciado en la Parroquia de San Blas. Entre los primeros alumnos de laCasa Salesiana de Valencia cabe recordar a ALBERTO J. WALLIS, auténticogentilhombre, con linaje que siempre honrara a través de la diafanidad desu vida, residenciado en Guacara, población que supo de su largueza y de subonhomía. CARLOS J. BELLO, que llegó a ser médico famoso, brillante por susinvestigaciones en el dominio de la Patología Tropical. A PEDRO REFAELTINOCO, a ESTEBAN FERNANDEZ, a LERMIT BORGES, TULIO TOMAS SALVATIERRA,MARTIN J. GORNES MC PHERSON, JOSE RAFAEL POCATERRA, CARLOS SAGARZAZU Y LUISTROYA, de quien dijo Monseñor Adam "que cautivó por más de tres décadas aesta ciudad". RAMON CAZZIN, "vórtice inevitable de diligencias y amor aValencia", en el elogio del mismo Prelado; tomaría matrícula en el Colegio"Don Bosco", en el año de 1902; cuando ya había dejado de actuar el PadreBergeretti. Y concluiremos esta primera crónica sobre la Casa Salesiana deValencia recordando un hecho de verdadera trascendencia para el Instituto.El 21 de noviembre de 1902 tocaba a sus puertas el Reverendo Padre PabloAlbera, acompañado de su Secretario. Este sacerdote formaba parte del altogobierno de la Orden Salesiana, y representaba directamente a Don Rúa,sucesor de Don Bosco. Ocho días se estuvo en la casa salesiana de Valencia el Padre Albera; quienandando el tiempo escalaría el altísimo cargo de Rector Mayor de la Congregación, y sería el Tercer Superior General de la Orden. Valencia letributó muy elocuentes homenajes. Por cierto que en el banquete que se leofreciera, con presencia de todo el Clero de la ciudad, llevó la palabraPresbítero doctor Hipólito Alexander. El injusto y sorpresivo ostracismodel Padre Bergeretti, fundador y primer Director del Colegio Salesiano deValencia, llevó la desorientación al ánimo de sus inmediatos colaboradoresen el gobierno de la casa, Reverendos Padres Montanari y Voghera.Ya nos referimos a la magnífica orientación conferida por Bergeretti alplantel. Enseñanza Primaria y Bachillerato. Enseñanza de Artes Manuales. Ala Tipografía, Sastrería y Carpintería, agregaba poco después el Taller deEbanistería. Valencia había respondido muy generosamente a los enviados deDon Bosco. Pero era muy raquítica la economía del país. A nivel local, lasituación se volvía a veces dramática, como consecuencia de las guerrasciviles, y el estallido de Viruela. El General Cipriano Castro habíainiciado su gobierno con medidas y disposiciones muchas veces fundamentadasen la arbitrariedad y en el capricho. La Casa Salesiana de Valencia pagabaun pesado tributo a las veleidades y pretensiones del Cabito.A las siete de la noche del 10 de junio de 1902 el Superior Provincialcomunicaba a la comunidad salesiana de Valencia, el nombre del nuevodirector. Juan Bautista Voghera había sido escogido para comandar losdestinos del Colegio. Lo acompañarían Juan Avaro y Jacinto Piana, comoPrefecto y Catequista, respectivamente. Enrique De Ferrari seguirácumpliendo las funciones del Consejero Escolástico.
El nuevo Director era hombre joven, de una excelente formación, conestupenda dicción; a tal punto que solía escalar la Catedral Sagrada ensermones de compromiso. Tenía dotes organizativas de primer orden. Lasacaría a relucir, colocando el colegio dentro de la órbita del mayorrendimiento: procurando un creciente intercambio con los Padres yRepresentantes de los alumnos; llevando a aquellos la confianza en la laboreducativa del plantel, a través de los exámenes de fin de año, y de losactos de fin de curso.Pero no se conformó el Padre Voghera con proseguir los trabajos deadaptación que iniciara el Padre Bergeretti, ni con satisfacer,puntualmente, los graves compromisos de la casa. El 7 de febrero de 1904reiniciaba los interrumpidos trabajos del Santuario, colocándolos bajo ladirección del famoso arquitecto Antonio Malaussena. Para estos efectos,promovió una recaudación en el comercio de la ciudad, que produjo Bs. 763,e instaló una Junta de Damas Cooperadoras, que se encargarían de recoger uncentavo por persona, entre los simpatizantes de la Obra Salesiana enValencia.
Estos detalles nos ponen de manifiesto como las obras de la Iglesia crecíany prosperaban entonces gracias a la mística de los directivos, y a lacolaboración decidida de la feligresía, que antes que el dinero, aportabala mano de obra en un esfuerzo común, que por igual se repartían hombres ymujeres. Antes de seguir adelante queremos recordar que el ArquitectoMalaussena había ganado laureles en esta ciudad, con la construcción delteatro Municipal; que él dirigiera desde el Decreto del Encargado de laPresidencia, señor general Hermógenes López, quien dispuso la realizaciónde la obra.Los trabajos del Santuario habían comenzado desde el 24 de abril de 1900,fecha en que se colocó y bendijo la primera piedra, actuando en solemneceremonia el Obispo de Las Pampas, Monseñor Felipe Neri Sendrea. El nuevoSantuario sería de estilo gótico. Con una nave central de cuarenta metrosde largo por dieciséis de ancho. Después se le agregarían hasta ochocapillas laterales, cuatro a la derecha y cuatro a la izquierda de la navecentral. El 29 de enero de 1905 procedía el Vicario de Valencia, presbíteroVíctor Julio Arocha, a la solemne bendición del nuevo santuario, dedicado aMaría Auxiliadora. Escalaba la Cátedra sagrada, el Dr. Ricardo Arteaga,Deán de la Santa Iglesia Metropolitana; quien viniera de Caracas con talobjeto. Este sacerdote se encontraba muy estrechamente vinculado a la OrdenSalesiana. Había cruzado correspondencia, en diferentes oportunidades, conDon Bosco, acerca de la posible instalación de los Salesianos en Venezuela.Y por designación del propio Don Bosco tenía rango de Director de losCooperadores Salesianos en Venezuela.El año escolar 1906-1907 clausuraba, en la segunda quincena de julio, conexámenes brillantes rendidos entre los examinadores más calificados.Antonio Sandoval, Faustino Figueredo Herrera, Miguel Bello Rodríguez,doctor Fco. Caballero, Manuel Napoleón Barrios, Jesús María Briceño Picón,R.A. Torres Coronel, Marcos Sergio Godoy, y el Bachiller Aquiles Antich.Entre los examinados acaparaban los primeros puestos, y recibían losPrimeros Premios: Germán Vizcarrondo Rojas, José Gregorio Ponce Bello,Manuel Delvalle, Juan Vicente Lecuna, J.J. París, Roberto carvallo, CarlosAmaré, Ramón Roberto Chazzím, Agustín Fernández, Miguel Enrique GonzálezZárraga, Alfredo Carvallo, Francisco Ríos, Simón Rojas Galea, Pedro AntonioManinat y Francisco Rey. Oscar Gutiérrez Betancourt era cursante de laclase de Lectura, y su hermano Alfonso, que tan alto espigaría en losdominios de la Poesía, recibía El Premio Único de Música Instrumental.
¿Se podrá confeccionar una nómina más ligada a la vida valenciana? ¿Sepodrán dar en sucesión, nombres con más vinculación y arraigo al movimientocientífico, cultural, profesional y económico de la ciudad? El domingo 4 deagosto de 1907, presidía el Padre Voghera la última distribución de Premiosa que alcanzaría con rango de Director. Gobernaba en el Estado el doctorSamuel Eustaquio Niño, quien concurrió acompañado del Tesorero general,doctor Raúl Crespo. La Oración de Orden corrió a cargo de Don SantiagoGonzález Guinán. Egregio tribuno; quien se produjo en un brillantísimodiscurso: "Derroche de ingenio, de erudición, de elocuencia y de poesía, enhonra de la obra de Don Bosco".El 24 de febrero de 1908 embarca el Padre Voghera en La Guaira, rumbo aEuropa. Dejaba encargado de la dirección de la casa, al Presbítero JacintoPiana; cuya popularidad en valencia adquiría dimensiones especiales.Regresaría a fines de noviembre, para hacer entrega de la dirección que tangallardamente desempeñara durante seis años. El 19 de diciembre de 1907visitaba las obras salesianas de Valencia, Su Señoría Monseñor Dr. JuanBautista Castro, Arzobispo de Caracas y Venezuela; quien se encontraba enValencia, en Santa Pastoral Visita. Profesores y alumnos de la casasalesiana recibieron al insigne Prelado, quien después de estar en elSantuario, fue objeto de un programa especial en el salón de actos delColegio. El P. Enrique La Riva a las once de la mañana del 22 de enero de1909 comunicaba el Padre Inspector a la comunidad salesiana de Valencia, elnombre del nuevo Director. Lo era presbítero Enrique Rivas, quien al messiguiente, el día siete de febrero, reabría el Oratorio Festivo, con unaasistencia de cuarenta niños. Al mismo tiempo, daba muestras de vivapreocupación por rematar las obras del Santuario. Concluyó suornamentación, y construyó el altozano, que fue siempre motivo deadmiración y complacencia para los católicos valencianos.Simultáneamente cuidaba e incrementaba la obra de los Cooperadores; segurode que eran los simpatizantes de la obre de Don Bosco quienes podíancomunicarle empuje y proyección. El Padre Rivas había nacido en Milán el 12de mayo de 1863. El propio Don Bosco le había hacho entrega de la sotana,cuando contaba veintidós años de edad. Lo ordenaron de sacerdote enSevilla, España, el 25 de mayo de 1888. Fue el Fundador de la casasalesiana de Caracas, donde trabajó con gran denuedo. Era un salesianogenuino, y un virtuosísimo sacerdote. Silencioso, introvertido, era amigode observarlo todo y aplicar el remedio precozmente. Muy discreto y muydiligente, jamás provocaría un conflicto, y buscaría siempre las fórmulassalidas del espíritu mismo del Santo Fundador. Con su grueso manojo dellaves en la mano derecha, era a través del ruido de las mismas como se lollegaba a presentir.Celebró entre nosotros sus Bodas de Plata Sacerdotales, y aquellasefemérides hirió su modestia, por cuanto dio margen para que Valencia letestimoniara aprecio y veneración. Desde la cátedra Sagrada cantó entonceslas glorias de aquellos Veinticinco Años, el Padre Galilea, el agustino dela elocuencia, y de la convicción, figura apostólica en los anales dePuerto Cabello. Entre los alumnos más destacados de la época del PadreRivas, mencionaremos a Jorge del Castillo,
Miguel Enrique González Zárraga, Leopoldo López, José Delfín Ponce Bello,Matías Feo, Francisco Esteban Caballero y Federico Arroyal. Insignebenefactora de la Obra Salesiana, para aquellos tiempos, DOÑA MARÍA DEBETANCOURT FIGUEREDO, poetisa y escritora, calzaba sus artículos unas vecescon su propio nombre, y otras apelando al seudónimo. Divulgó lasiniciativas salesianas, exhibiendo en todo momento la fe más acendrada enel triunfo de la obra de Don Bosco.Eran los años de la pobreza. Aparte del Oratorio Festivo, enteramentegratuito, los libros de la Prefectura registraban un alto porcentaje dealumnos insolventes. Pero aquella pobreza era un reflejo del malestareconómico que doquiera se palpaba entonces. El primero y más decididobienhechor de la causa salesiana, se llamó Monseñor Víctor Julio Arocha. ElVicario de Valencia no se limitó a traer al País los Padres Salesianos.Siempre les dispensó Paternal protección, y en todo momento lo hizo objetode las más deferentes atenciones. Para Monseñor Arocha el Santuario deMaría Auxiliadora, y el Colegio de los Padres Salesianos, eran prolongaciónde su Iglesia Matriz, y extensión de su propio hogar.
Como Bergeretti, el Padre Voghera no volvería al País. De Europa pasaría alos Estados Unidos de Norte América. En la ciudad de Nueva Yorkdesempeñaría la Parroquia de La Transfiguración. Pero su admirable trabajoorganizativo continuaría dando frutos. Así, para septiembre del año 1912habían egresado del plantel: treinta y cinco bachilleres, dos de ellostitulados posteriormente médicos; tres de doctores en Ciencias políticas,tres de Farmaceutas, y tres habían abrazado la carrera sacerdotal. Yencontramos en la nómina de alumnos fundadores a SALVADOR CARVALLO ARVELO;quien andando el tiempo llegaría a ser una figura integralmenterepresentativa, en lo intelectual, en lo social, en lo político, y en loeconómico.
Monseñor Enrique de Ferrari
La primera etapa de la Casa Salesiana de Valencia concluye con la epidemiade Viruela del año 1898, que cierra el colegio por más de siete meses.
La segunda se completa con el año de 1913, al separarse de la Dirección elPadre Enrique Rivas, quien se traslada a Caracas con rango de DelegadoInspectorial.La tercera era gira alrededor del Presbítero Enrique de Ferrari. Se tratade una década, que cubre el tiempo transcurrido entre 1914 y 1924. Duranteesos diez años De Ferrari es la figura central y el personaje porexcelencia. La obra salesiana se va a extender, inclusive entrará a cubrirnuevos aspectos, invadirá otros campos y patrocinará otras derivaciones.
Enrique De Ferrari había llegado a Valencia en calidad de acólito, el 19 denoviembre de 1895, acompañado de los clérigos Pedro Opalski, polaco yAntonio Mónaco, italiano. Desde entonces había permanecido en la casasalesiana de la calle El Sol. Había nacido en Novara, el 18 de noviembre de1875. Apenas contaba, por consiguiente, veinte años cuando arribaba a lascostas de nuestro país. Era hijo de Gaudencio De Ferrari y VirginiaMolgora. Había estudiado la escuela elemental en su pueblo y luego se habíatrasladado a Turín como alumno del Instituto Técnico.
Fue en Turín donde De Ferrari visitó por primera vez las casas salesianas.A poco ingresó al Seminario de Vocaciones Extranjeras de Valsálice,habiendo recibido la sotana de manos de Monseñor Cagliero, el primero delos Obispos Salesianos. Allí inició y adelantó sus estudios de Filosofía.Escogido para evangelizar en América, se lo destinó para la Provincia deVenezuela.En el Colegio de Valencia, el clérigo De Ferrari comenzó su trabajo bajo ladirección y asesoramiento del Padre Beregeretti. A poco de llegar, seinteresó en la formación de un Museo de Historia Natural. Trabajóincansablemente en ese sentido, hasta conseguir piezas valiosísimas deMineralogía y las más diversas especies zoológicas y botánicas. Tuvo lasatisfacción de inaugurar su Museo, al iniciarse el curso 1896 – 1897.
El Museo del clérigo De Ferrari tenía significación muy especial. Él abríauna etapa de objetivización de la enseñanza, en el ámbito de las aulas deEducación Primaria y Secundaria. Aquella nueva dependencia envolvía unconsiderable progreso. Era el primer peldaño en la renovación de laenseñanza, hasta entonces cubierta de un ropaje puramente memorístico.
De Ferrari asimilaba, por otra parte, las recomendaciones de Bergeretti, yllegaba a hacerse acreedor de su confianza. Desempeñaba funciones deConsejero Escolástico y tenía a su cargo la jefatura y control de losTalleres. Cuando el incidente de la prisión de los superiores de la casasalesiana de Valencia, en enero de 1900, había quedado encargado de ladirección. El intenso trabajo a que se diera sin reservas, minó elorganismo del joven acólito. Una grave pulmonar lo puso al borde de lamuerte. La gravedad se intensificó cuando repetidas hemoptisis agregaron unaspecto dramático a la enfermedad.Cuando se recuperó, el joven acólito promovió una peregrinación de acciónde gracias a la vecina población de Puerto Cabello. Y volvió para darseíntegro como en antes, y como se daría siempre mientras estuviera alservicio de la casa de Valencia. Mientras tanto adelantaba en el estudio yconocimiento de la Teología, valido de la licencia que entonces permitíaestas disciplinas desde el lugar donde se prestara servicios. Ya ordenadode sacerdote, el 24 de mayo de 1899, festividad de María Auxiliadora,cantaba su primera misa, a las nueve de la mañana, en el salón que servíade Capilla. Ese mismo día, a las siete de la mañana, subía, igualmente, alaltar, por la primera vez, Pedro Opalski; cuatro años antes. Este último nohabía cumplido veinticuatro años de edad.Su posición rectora de las Escuelas Profesionales llevó a De Ferrari aasumir rengo de periodista. El día 2 de febrero de 1899 aparecía el primernúmero de la revista semanal "El amigo del Hogar", que circulara bajo suinmediata dirección, para cumplir función divulgativa del quehacer de lossalesianos en Valencia.
En el año de 1911, bajo la dirección del Padre Riva, el Padre De Ferrariviajó a Italia, después de dieciséis años de permanencia en valencia. Aquelviaje debió hacer mucho bien a su organismo, regresando el día 23 deseptiembre, para reasumir sus funciones de Consejero Escolástico y Directorde las Escuelas Profesionales. En realidad, había recorrido toda la escaladel profesorado, ya que había desempeñado hasta la cátedra de Declamación.Uno de sus alumnos más aprovechados en esta disciplina se llamaba RamónRoberto Chazzím.
Dos años después, el 15 de diciembre de 1913, era oficialmente anunciado elnombramiento del Padre De Ferrari como Director del Colegio "Don Bosco" deValencia, sucediendo al Padre Riva, designado Delegado Inspectorial enVenezuela, con sede en la capital de la República.El nuevo Director afinaría sus dotes extraordinarias de maestro. Empeñadoen la elevación de la Enseñanza Secundaria, llegaría a cubrir diversasasignaturas del Bachillerato. Enseñaría Matemáticas, Física y Química. EnÁlgebra y Geometría llegaría a desenvolverse con la soltura y habilidad deun profesor especializado. Los problemas más intrincados adquiriríancaracterísticas de pasatiempos cuando, desde la pizarra, el nuevo Directorescribía, borraba y comenzaba de nuevo a escribir. Fórmulas. Guarismos.Igualdades. Binomios y Trinomios. Todo desfilaba ante los ojos del alumno,dentro de una precisión y un orden rigurosamente didácticos; sin llegarnunca a originar la confusión. A la hora de la enseñanza de la Física y laQuímica, prefería el Laboratorio, utilizando muy poco el aula. Gracias asus contactos y habilidades había logrado el traslado hasta el Colegio, delas vitrinas de Historia Natural y de los Gabinetes de la antiguaUniversidad de Valencia.Bien estaban aquellos instrumentos, traídos desde Norteamérica por elprofesor O´Daly, en las salas del Colegio "Don Bosco". Aquí debían seguircumpliendo la función de ser útiles para las nuevas generaciones.Posteriormente serían reintegrados en excelentes condiciones.
El Doctor Fabián de Jesús Díaz escribe la siguiente nota a " Muy difícilesde olvidar las lecciones prácticas de Física y Química del Padre DeFerrari. Cuando ya matriculados en la Escuela de Medicina, asistíamos, enlos destartalados laboratorios de la Universidad de Caracas, a las clasesprácticas de Química Médica, echábamos muy de menos aquellas pruebasprecisas y contundentes de nuestro maestro de Valencia!… Y todo se sucedíacon la mayor fluidez y espontaneidad, sin despertar fatiga en el Profesor,ni cansancio en el Alumno.
Cuando alguien alcanzaba a distraerse, y perdía el hilo de la explicación,el ojo avizor del catedrático lo llamaba a la pizarra; desde donde ya no leera permitida la distracción. Los temas se sucedían, y el programaíntegramente alcanzaba a explicarse. No había capítulos mal vistos. Todoshabían sido comentados "in extenso". No había oportunidad, en consecuencia,sino de una leve recapitulación para el momento de la prueba final.Verdadero artífice de las relaciones públicas, el Padre De Ferrari sabíaexponer a cada uno de los padres de sus alumnos, la situación real deéstos; sin llegar a despertar sentimientos encontrados y adversos. Bajo suDirección el internado creció considerablemente, ya que el buen nombre delplantel anduvo en la boca de las gentes de Cojedes. Portuguesa, Yaracuy,Falcón y estados del Oriente de la República. Las comunicaciones eran paraentonces muy difíciles. Exceptuando los que provenían de las poblacionesforáneas de Carabobo, y los del vecino Estado Aragua, los alumnos internosapenas recibían las visitas de sus familiares dos veces en el año.
Pero bien se cuidaba el Padre De Ferrari porque en el ambiente de la casase conservaran el trato y el intercambio que rigen las buenas relacionesfamiliares. Él estaba en todas partes. Consolando a los unos. Reconfortandoa los otros. Aplaudiendo a los estudiosos. Estimulando a los retrasados.Unas veces mitigaba y reducía la severidad de algunos castigos. Otrasveces, se colocaba él mismo al frente de una causa, para encausarla mejor,y darle un sabor más acusadamente didáctico.Era, por otra parte, un hombre verdaderamente múltiple. A poco de llegar ala Dirección, acometía la erección de la torre del Santuario; construcciónque él mismo dirigía, cuando no acometía directamente los trabajos.Extendió el dominio y propiedad de los salesianos sobre la totalidad de lamanzana en que aquéllos se instalaran. Pudo establecer, como puerta deentrada y fachada principal del Colegio, la esquina suroeste del cruce delas calles de Colombia y Anzoátegui. En esa forma habría cruzado, en formadiagonal, el vasto terreno que delimitaban las calles El Sol, Colombia.Anzoátegui y Briceño Méndez, de hoy. Inició nuevas dependencias einstalaciones, lo mismo en el antiguo terreno, como en el recién adquirido.En éste se atuvo a un tipo de aulas, frescas e iluminadas. El mismosembraba las columnas en compañía de Francisco Ríos e Higinio Seijas, dosmaestros de obras que bien merecían título de Arquitectos.La extensión de la obra salesiana en Valencia, durante el decenio en que elPadre De Ferrari comanda sus destinos, sobrepasa todos los cálculos, yanula todas las previsiones." Como la enseñanza de Artes Manuales se leviniera abajo, por diferentes motivos y razones, intuyó el porvenir de laenseñanza agrícola. Interesó en sus planes a uno de sus más insignesbenefactores, y así el 15 de septiembre de 1920, el Dr. José Berrizbeitiafirmaba la donación de los terrenos donde hoy funciona la EscuelaAgronómica Salesiana. Subido sobre su caballo zaino, se le vio desdeentonces cruzar las calles de la ciudad, y enrumbarse hacia el norte hastatocar a las puertas de su nuevo plantel. Pero, muy antiguo y muy moderno, apoco adquiría un flamante automóvil, que conducía con habilidad y solturade veterano del volante, aprovechando en esta forma el escaso tiempo de quedisponía.
Tenía siempre el buen deseo de colaborar. Fue ese sentimiento generoso elmismo que lo llevó a instalarse en el antiguo Liceo de la Divina Pastora,dispuesto a proseguir la obra de Hipólito Alexander. El 1° de enero de 1917abría aquella escuela gratuita, que consideraba también semillero devocaciones sacerdotales. Allí permanecería izado el pabellón de Don Boscohasta el año de 1924, en que, erigida la Diócesis, debieron volver lossalesianos a su cuartel principal.No obstante la multiplicidad de funciones, y la diversidad de actividades,De Ferrari conservaba incólume su espíritu sacerdotal. Ni el trato con lospoderosos, ni el auge y esplendor de sus obras, ni el ascendiente vigorosoque cobrara sobre sus subalternos, discípulos y amigos. Ni el éxitosistemático que siempre lo acompañaba, y parecía haberse vuelto su vasallofiel y sumiso. Nada. Absolutamente nada lograba envanecerlo, y borrarlesiquiera fugazmente de su ánimo la imagen de sacerdote de Cristo. Por esopensaba en los humildes y en los desposeídos, se atrincheraba en la virtud,acicateaba la convivencia y el intercambio con sus hermanos, y en todo susactos, desde el amanecer hasta la noche, procuraba prodigarse con aqueldarse íntegramente que San Pablo reputaba como la expresión más elevada dela Caridad.– Apenas se desenvolvía el segundo año de Dirección del Presbítero EnriqueDe Ferrari, cuando ya comenzaban las manifestaciones de su dinamismo ycompetencia. En el mes de mayo de 1915 organizó un nutrido programa paraconmemorar los Cien Años del establecimiento de la festividad de MaríaAuxiliadora, así como el Centenario del Nacimiento de Don Bosco, en"Becchi", pequeña aldea de Italia. Los periódicos de la época se hicieroneco del despliegue de fervor, y en especial del desfile ininterrumpido defieles hasta el Santuario de María Auxiliadora, desde el 21 hasta el 30 demayo, inclusive, en que se clausuraron las festividades.
Día tras día llenaron la iglesia de los salesianos, nutridas romeríasprovenientes de todas las Parroquias de Valencia. Primero concurrieron losdevotos de la Parroquia Matriz. Al día siguiente, 25, desfilaron los de LaCandelaria. El 26, los de San José. El 27 estuvo adjudicado a la Parroquiade San Blas. Luego siguieron los de la Divina Pastora y, por último, laperegrinación partida de la Iglesia de san Francisco.
El domingo 30, un coro de Cincuenta Voces cantaba el Himno a MaríaAuxiliadora, con letra de la inspirada poetisa e insigne benefactora de laObra Salesiana en Valencia, Doña María de Betancourt Figueredo, y músicadel Maestro Manuel Betancourt. Ya desde el día 23, en horas de la mañana,había quedado solemnemente inaugurada la hermosa Torre Campanario, que elPresbítero De Ferrari construyera apenas en poco más de cinco meses.Bien pudo decir un cronista de EL ECO PUBLICO, a propósito de esta Torre:"De ordinario se vio el señor Director apostado en la cumbre de losandamios, bajo el sol del mediodía, dirigiendo a los artesanos, y muchasveces le sorprendió la noche, incansable en sus faenas".
Bien podemos decir hoy, que De Ferrari asombraba a los valencianos con sucapacidad de trabajo, y con la acabada planificación de sus obras. Seandaría muy equivocado quien se pensara que aquellos triunfos llegaban alazar. Su labor frente a los Cooperadores Salesianos, y cerca de las sociasde la Archicofradía de María Auxiliadora, era producto de un trabajointeligente y tenaz. Los primeros le habían asegurado la construcción de laTorre, y las segundas le habían repletado el Santuario durante diez tardesconsecutivas.La Peste Española nos visita
El día 2 de octubre de 1918 se registraba el primer caso de "peste" entrelos superiores y alumnos del Colegio "Don Bosco", de Valencia, era latemida PANDEMIA ESPAÑOLA, que tantos estragos y muertes originó en estaciudad. Muy pocos alumnos se retiraron a sus residencias. La gran mayoríapermaneció en el Colegio. Uno tras otro fueron presentando los síntomas delmal. Hasta cuarenta y cuatro pacientes llegaron a ocupar las camas deldormitorio. El Padre De Ferrari dio entonces muestras de un temple y unaabnegación a toda prueba. Solícito, preocupado, en ningún momento diomanifestaciones de cansancio. Asesorado por el Dr. Rafael Manuel Iturriza,trató todos los enfermos; ni un solo caso llegó a fatalizarse. El propioDirector servía los medicamentos, y llevaba la confianza al ánimo de todos.
Las puertas del Santuario, como las de todos los Templos de la ciudad,permanecieron cerradas durante la epidemia. El Liceo de La Pastora, paraentonces a cargo de los Padres Salesianos, fue habilitado como Hospital deemergencia, llegando a cobijar hasta cuarenta enfermos.La "Gripe" Española del año dieciocho había llegado para demostrar que alfrente de la comunidad salesiana de valencia, estaba un hombre que eraheredero directo del bienhechor de los Variolosos: Félix Andrés Bergeretti.De él había aprendido la más heroica abnegación.
Las Bodas de Platas del Colegio
…Y Valencia, calibró el gesto de Enrique De Ferrari y se aprestó acorresponderle. En el año de 1919 se cumplían veinticinco años de haberabierto sus puertas el Colegio "Don Bosco", en su sede de la calle El Sol.Se conmemoraba, igualmente, un cuarto de siglo de la presencia entrenosotros del Presbítero De Ferrari. Intégrese una Junta bajo la Presidenciade Monseñor Víctor Julio Arocha, de la que formaban parte los siguientescaballeros: Dr. Emiliano Azcúnez, Dr. José Berrizbeitia, Padre TorresCoronel, doctores Pedro Castillo, Alejo Zuloaga, Atilano Vizcarrondo,Ricardo Zuloaga E., José Luis Arcay, Rafael Manuel Iturriza, Pedro ManuelCastillo, Luis Felipe López, Francisco Iturriza, Don Eduardo Berrizbitia,Don Martín Gornés y Don Joaquín Alvarado.Era Valencia entera, en sus hombres más representativos, que se ponía depie para premiar a los hijos de Don Bosco, y tributar un aplauso muy sonoroa la cabeza de la comunidad: Enrique de Ferrari. Fueron cuatro días desolemnidades litúrgicas a toda pompa, comenzando el viernes 5 de diciembre.El domingo 7 a las 8 p.m., en el Salón Teatro del Colegio, se cumplió unbrillantísimo acto literario, en que hubo derroche de oratoria, poesía ybuen teatro; pronunciando el Discurso de Orden, el Vicario de PuertoCabello, Fray Eugenio de Galilea, tribuno y conferencista de muchosquilates.
El Presidente de la República, Dr. V. Márquez Bustillos, concedió, porDecreto especial, al Presbítero Enrique De Ferrari, la medalla de Honorcreada el 18 de febrero de 1894, para que la usara en nombre de la gratitudpopular. El General Emilio Fernández, Presidente Constitucional del EstadoCarabobo, por Decreto de 13 de noviembre de 1919, que refrendara suSecretario General de Gobierno, Dr. Lisandro Lecuna, le ofrendó una plumade oro. El Consejo Municipal del Distrito Valencia, por Acuerdo del 18 delmismo noviembre, se unió al regocijo de la sociedad de Valencia, y designóuna comisión para que hiciera de presente los votos del Cuerpo. Presidíaentonces el Ayuntamiento, Don Ricardo Montenegro, y junto con él firmaronel Acuerdo, los ediles: Gustavo Minguett, Mariano Páez, Mariano Paz, MatíasManrique, Carlos Betancourt G., Pablo José Acosta. El Síndico ProcuradorMunicipal, Pedro Manuel Castillo, y el Secretario, Don Juan Seidel.Debió el Padre De Ferrari con afrontar la grave contingencia originada porla primera Guerra Mundial. Como una primera consecuencia dejó de llegar elcontingente humano, y debieron fusionarse las Inspectorías Salesianas deVenezuela y Colombia, con sede en Bogotá, y abastecerse de su propiomaterial humano.
El Padre De Ferrari, ni corto ni perezoso, salía el 27 de diciembre de1918, al frente de un primer contingente de cuatro jóvenes aspirante. Viajelargo y penoso, hasta Mosquera, cerca de Bogotá; lleno de peripecias eincomodidades, realizado bajo la impresión de aquellas primeras vocacionessalesianas. Fue para De Ferrari consigna sumisamente acatada y fielmentecumplida, poner a palpitar su Colegio al unísono con el corazón deValencia. Todo cuanto representaba un motivo para grato para la ciudad,encontraba repercusión en el seno del plantel. Los personajes designificación que visitaban a Valencia, iban a dar, y eran espléndidamenterecibidos en el Santuario y en el Colegio de los Salesianos.Para el año Centenario de la Batalla de Carabobo, en 1921, recibió y brindóalbergue a todo el alumnado del Liceo "San José", de Los Teques. Puso a laorden el Comité Organizador del Tercer Congreso Nacional de Medicina, lossalones del Colegio, y así le cupo la satisfacción de ver como las sesionesde la magna asamblea, promovida por la Academia Nacional de Medicina, sesucedían bajo las arcadas de su Instituto.
Era respetuoso y sumiso frente a la Superioridad Eclesiástica, lo mismo queante la Jerarquía de la Orden en que militaba. Recibió, en variasocasiones, como huésped de honor, al Internuncio, y después al NuncioApostólico. Uno de ellos, Monseñor Felipe Cortessi, destacado a laProvincia en relación al establecimiento de cuatro nuevas Diócesis,permaneció durante una semana en el seno de la comunidad salesiana deValencia.La múltiple actividad de De Ferrari lo llevaba a invadir terrenos extrañosa su radio de Director de una casa salesiana. Así fue como actuó por variosaños como Maestro de Ceremonias de la Iglesia Mayor de Valencia. Con esecarácter dirigió las ceremonias de Consagración de la Santa Iglesia Matriz,presididas por el Arzobispo Rincón González, y se desempeñó, igualmentedurante el episcopado de Monseñor Granadillo.
A la hora de mencionar sus colaboradores más entusiastas y fervorosos,debemos citar a los Presbíteros Crispín Pérez y César Lucio Castellanos, ya los doctores José Berrizbetia, Francisco Iturriza, Miguel GerónimoOcando, Pedro Manuel Castillo y Rafael Manuel Iturriza. Como su brazoderecho, en el gobierno de la casa, estuvo el Presbítero José MaríaGrazzini, el administrador del Colegio, eficiente, callado, respetuoso.Heredero directo e inmediato de las dotes y posición del Padre Piana, llegóa hacerse insustituible en el coro del Santuario, y al frente de losconjuntos líricos del Colegio.Fue generoso colaborador de las obras del Padre De Ferrari, el General JuanVicente Gómez, Presidente de la República; quien le tendiera, decidido, lamano, en más de una oportunidad. Le visito en varias oportunidades y durmióen el Colegio, además de visitar a sus hijos que eran internos del ColegioY a la cabeza de su brigada de Cooperadoras, Bienhechoras y dirigentes dela Archicofradía de María Auxiliadora, uno de los conjuntos mejorestructurados que haya conocido la vida eclesiástica de esta ciudad,recordemos a Enriqueta Rojas, Delia Sandrea, Doña María de barrios, lashermanas Feo caballero, las señoritas hermanas Burgos y a Doña MaríaBetancourt Figueredo, quien plasmara en hermosos poemas y en crónicasvibrantes su devoción de primera línea por la causa de Don Bosco.
Llegado a Valencia desde el año de 1912, fue colaborador muy directo delPadre De Ferrari, el Presbítero Luis Frassatto; para esta época miembro dela comunidad salesiana de Valencia. Este honorable decano del Colegio "DonBosco" es, para profesores y alumnos, una verdadera reliquia. Suerte delazo de unión entre este presente, a ratos contradictorio y absurdo, y elayer esplendoroso, cargado de días de gloria, que conoció la CongregaciónSalesiana entre nosotros.Antes de terminar el año de 1924, el Padre De Ferrari entregaba laDirección del Colegio de Valencia, y se trasladaba a Caracas, donde fijaríasu residencia, como jefe de la Familia Salesiana, con jurisdicción en todoel país.
El Padre Rodolfo Fierro
En el año de 1924 tomó posesión de la Dirección de la Casa Salesiana deValencia, el Reverendo Padre Rodolfo Fierro Torres, denacionalidad colombiana. Por seis años consecutivos actuaría en aquel altodestino, produciéndose su separación en el año de 1930. Sin embargo,volvería a actuar cinco años después, permaneciendo, en esta nueva ocasiónal frente de la comunidad salesiana, de 1935 a 1939.
Se trataba de un sacerdote de mentalidad celosamente cultivada. Con largosaños de permanencia en Europa; escritor de brillante estilo literario;conferencista de excelentes recursos y valiosas disciplinas. Después de unaesmerada formación, vino a dar sus frutos y a iniciar programas de trabajoen esta ciudad. Supo conservar la institución en el elevado nivel a que lallevaran sus predecesores. Mereció toda la confianza del Obispo FranciscoAntonio Granadillo, quien lo hizo objeto de señaladas distinciones. Esteprelado amaba la Historia, y en el Padre Fierro Torres encontró algrato compañero de tertulia, enamorado permanente de los personajes ysucesos del pasado. Obispo y clérigo llegaron a complementarse en el afánde la investigación histórica.En una ocasión, cuando en el vecino Puerto se develaba la estatua del Padrede la Patria, debía Monseñor Granadillo pronunciar oración de compromiso.Su quebrantada salud no le permitió satisfacer aquel requerimiento. Y en sulugar envió a Fierro Torres; quien lejos de amilanarse ante el peso dela representación, salió airoso, con una pieza oratoria de estupendocontenido. Fue el Padre Fierro confesor del Obispo Montes de Oca, sucesorde Monseñor Granadillo. En el orden material, realizó la construccióndel brazo del Colegio que se extiende a lo largo de la calle de Colombia,entre las Avenidas Anzoátegui y Briceño Méndez.El Padre Fierro Torres falleció en una de las casas salesianas deBarcelona, España; desde donde se le recuerda por la labor intelectual degran envergadura que siempre aco
metiera.Un Polaco Director P. Máximo Piwowaezik
Un sacerdote polaco de exquisita educación y buen trato, el Reverendo PadreMAXIMO PIWOWARZIK, asumió la Dirección del Colegio "Don Bosco", en el añode 1930. Había actuado durante varios años bajo la Dirección del Padre DeFerrari, y se había caracterizado por su celo y su fervor. Sin embargo,no llegaría a gobernar hasta el término de su período de tres años,separándose de la jefatura de la Casa, en el de 1932.
Fue, justamente, en ese año cuando entró a comandar el Colegio "Don Bosco",de Valencia, por la primera vez, un salesiano de nacionalidadvenezolano. El Primer Venezolano en asumir una Dirección. ISAIAS OJEDA,nacido en Acarigua, discípulo de Francisco Antonio Granadillo, en el Liceode la Divina Pastora, y de Enrique De Ferrari, en la casa salesiana deValencia. Formado en el noviciado de Mosquera, en la República de Colombia;contó siempre con el afecto y la confianza de sus maestros y superiores.Haciendo gala de su genuina vocación salesiana, a poco de tomar las riendasde la casa de Valencia, se empeñó en la reorganización de la EscuelaGratuita DOMINGO SAVIO, a la que dispensó siempre paternal protección. Desu largueza y generosidad conoció, igualmente, la Escuela Agrícola deNaguanagua, que para entonces ya planteaba la necesidad de sus primerasedificaciones.
Correspondió al Padre Ojeda promover los actos conmemorativos de laCanonización de San Juan Bosco. En el viejo Santuario levantó una ampliacapilla, destinada al culto del nuevo Santo; en ella erigió un hermosoretablo, y colocó en él imagen del Fundador.
Fue un gran amigo de los Antiguos Alumnos, y a todo lo largo de su gestiónexhibió viva preocupación y singular interés por la Asociación que losagrupa.Como encargados de la Dirección figuran los
Presbíteros Juan Vernet (1937-1938) y Jesús de Corcuera (1938-1939). Esteúltimo era un reputado profesor de Matemáticas, Física y Química. EjercitóLa docencia en el Colegio Federal de Varones, donde su presencia fuesiempre vista con los mejores ojos, ya que ejercía y daba muestras de unconocimiento cabal de las asignaturas que enseñaba.
Para el año de 1939 se encargaba de la Dirección el Reverendo Padre JoséMaría Wolbers, de nacionalidad alemana. Le corresponderá actuar hasta elaño 1944. Su gestión habrá de caracterizarse por un considerable incrementodel alumnado. La vida del Colegio adquiere un tono muy subido. Fomenta lasreuniones de loa Antiguos Alumnos, e impulsa las actividades de laArchicofradía de María Auxiliadora. De esta suerte mantiene encendida lallama del culto en el Santuario, y se muestra muy solícito en lasrelaciones e intercambio con los padres, representantes y cooperadores dela obra salesiana en Valencia.
El nombre del Padre Wolbers es motivo de recuerdo muy especial en losanales de la Casa Salesiana de esta ciudad.
Las Bodas de Oro del Colegio
. . . Y así llegamos al año de 1944. Es el año cincuentenario de la llegadade los salesianos a Carabobo, y a Venezuela. Hay un consenso unánime, enel Colegio y en la ciudad, en torno a las efemérides. Todos están deacuerdo en que se la debe celebrar rumbosamente. Los representantes delPoder Público; el Obispo y el Clero de la ciudad; la Asociación de AntiguosAlumnos, que para entonces lucía como auténtica fuerza viva dela población, bajo la presidencia de Don Ramón Chazzím; la sociedad y elpueblo de
Valencia.Es entonces cuando llega con carácter de Director, y se encarga de lajefatura del Colegio, el Presbítero Ricardo Alterio. Valenciano por loscuatro costados. Formado en las mismas aulas y bajo las mismas arcadas queentrarían a conocer de su austera silueta de Director. Quienes lo vieronllegar, y meterse de lleno en su trabajo rutinario, jamás pensaron que conél se iniciaba una nueva etapa en la vida del Colegio "Don Bosco", deValencia.Era el noveno Director, en el orden sucesoral, descartando las interinaríasde los años de 1937 y 1938. Pero en realidad venía para llenar y encarnartoda una era en la vida del plantel. Treinta Años antes se había iniciadola actuación de su maestro, Enrique De Ferrari. De aquel hombreextraordinario, había captado todo un cortejo de virtudes, y habíaaprendido los métodos de trabajo. Llegó cuando ya, virtualmente, sehabían programado los actos cincuentenarios, y le correspondió sólopresidirlos.
Aquel programa incluyó una exposición de antigüedades que se remontaban alos orígenes mismos del Colegio. Al lado de la figura de losfundadores estaba, unas veces en la fotografía, y otras en la más acertadareproducción, mobiliario, material de enseñanza, diplomas y medallas,voceros periodísticos, libro de matrícula, cuadros de honor,instrumentos musicales, etcétera. Esta exposición, que se apuntó un éxitomuy sonado, fue inaugurada con un hermoso discurso de Antonio OswaldoMarvez Sosa, muy destacado intelectual carabobeño.
Previamente se había promovido un concurso para el Himno de los exalumnos.Fueron los vencedores: el poeta Roque Muñoz y el Maestro Joaquín QuinteroN., quien desempeñaba la Dirección de la Banda del Estado.En el Teatro Municipal se llevó a cabo un acto de gran solemnidad, en quese adjudicaron e impusieron medallas y botones, a antiguos Directores yProfesores del plantel. Correspondió pronunciar el Discurso de Orden al Dr.Donato Pinto, una de las más prestigiosas figuras de la Asociación deAntiguos Alum
nos Salesianos.En los corredores del Colegio se sirvió un banquete a varios centenares dealumnos y exalumnos, y la fachada del Instituto, durante varias noches,lució una iluminación especial a colores, que impresionó profundamente alos valencianos y a los visitantes.
El motorizador de los festejos cincuentenarios fue Don Ramón Chazzím, quienpara la fecha presidía la Asociación de Exalumnos. El granvalenciano desplegó una febril actividad, la misma que tantas veces él hasabido desarrollar cuando se trata de un compromiso de honor. No omitiódetalles, supo estar en todas partes, tremolar con singular vigor elpabellón salesiano, y hacer de aquellas festividades un punto de referenciaen la vida de Valencia.Capítulo especial ha de corresponder en este relato a la Asociación deAntiguos Alumnos, instalada el 17 de enero de 1924; durante el gobierno delpresbítero Enrique de Ferrari. Su vida ha sido muy accidentada llenade altibajos y claroscuros que le han impedido el cumplimiento desu misión. Ha sido una verdadera lástima, ya que de esa vida irregular yentrecortada solo ha podido surgir la dispersión, el vacío y eldesconocimiento mutuo. Su funcionamiento fue regular en su primeradécada (1924-1944), y a continuación copiamos la nómina de sus Presidentes:Don Pablo José Acosta, Don Luis Rafael Acevedo, Don Ramón Chazzím, DonHermógenez López Lugo, Dr. Fco. Ignacio Romero, Doctor Darío Hoffman, RamónChazzím, Don Rafael Eduar
do Romero.Entre sus mejores realizaciones se cuentan los famosos equipos queimportara de Alemania para los laboratorios de Física y Química, así comoel instrumental que donara para una posible reinstalación de los talleresde Artes Manuales (Años de 1930 y 1944).Y aquí damos por terminadas nuestras crónicas sobre la Casa Salesiana deValencia. Ellas se extienden y cubren, en consecuencia, desde la llegada delos primeros salesianos a Valencia, hasta 1944, cincuenta años después. Através de este relato hemos puesto de manifiesto, y demostrado a plenitud,los nexos y vinculaciones que con Valencia contrajeran los hijos de DonBosco.
Ha correspondido al Reverendo Padre Alterio el triste privilegio de dirigirel Colegio a la clausura del internado. Jugarretas y hasta crueldades deldestino. Él, que demostró siempre audacia y acometividad impresionante,para jalonar toda una etapa de la vida del Colegio. El que proyectó ylevantó edificaciones de amplitud, confortabilidad, presentación ydurabilidad a toda prueba.
El que ha legado a Valencia un santuario moderno de dos plantas vasto,funcional, fresco e iluminado; capaz de alojar hasta un millar de alumnos,y, simultáneamente, más de un millar de feligreses. Ahora deplorará lapérdida de sus internos, por quienes tanto se preocupó, y a quienes dioesfuerzos, vida y energías. !!! Pero bien sabemos que seguirá adelante enel puesto de combate que se le señale, dispuesto a librar nuevas batallas,y listo para ganar otros prosélitos a la causa a la que se ha dado porentero.El Padre Ricardo Alterio
En el año de 1944 escalaba la alta posición. Era el año en que seconmemoraba el Cincuentenario de la llegada a Valencia de los PadresSalesianos. Le correspondió presidir aquellos festejos, aun cuando notomara participación activa y efectiva en los distintos númerosprogramados. Era el noveno Director en el orden sucesoral, de la CasaSalesiana
de Valencia.Veinticuatro años han transcurrido desde entonces. En diferentesoportunidades, y en acatamiento a las estipulaciones estatutarias, debiósepararse de la Dirección. Pero fueron separaciones a breve tiempo, más omenos fugaces.
Él seguía, por otra parte, gravitando como eje y centro de la vida y losdestinos del Colegio. Era un obligado punto de referencia. Cuando surgíauna situación difícil, todos trataban de hacer memoria. En una ocasión elPadre Alterio había confrontado una situación más o menos parecida. . . Yla había resuelto en tal forma. Y aquella solución era de nuevo aplicada.Se tenía la impresión de que hubiera, en cada caso, sentado jurisprudencia.Razón sobrada me asistió para afirmar en la última de mis crónicas sobre laCasa Salesiana de Valencia, que cuando Ricardo Alterio tomó posesión de laDirección, en el año de 1944, se iniciaba una nueva era en la historia delinstituto. No solamente las obras materiales, que ya veremos cuanta montaalcanzaron. Ni tampoco la larga sucesión de Promociones egresadas mientrasél ejercitará el comando de la casa. Lo que verdaderamente marca y señalasu paso por la Dirección del colegio, es el estilo que le imprimiera a lapropia función rectora.
Señal clara y precisa de su robusta personalidad. Exhibió, en todo momento,la misma tónica, idéntico procedimiento, igual e inalterablecomportamiento. No se mostró una vez sonriente, y apesadumbrado ycompungido en la ocasión siguiente. Complació cuantas cosas fue posiblecomplacer.Supo decir no, aun cuando esa actitud negativa le doliera en lo más hondodel espíritu!!!
Un buen día quiso matricularse como alumno de la facultad de derecho, en larecién abierta Universidad de Carabobo. Anhelaba un conocimiento cabal decódigos y leyes. Muy apurado andaba de tiempo disponible que entre lasobligaciones de la Dirección, y las enseñanzas en las aulas de su Colegio,le copaban la mañana como la tarde. Pero se propuso hacer el esfuerzo ysalió avante.
Puntualmente concurrió a oír a sus maestros. Llenó apuntes como losmuchachos que se sentaban a su lado. Rindió exámenes, y fue habitualcliente del sobresaliente. Y en la tarde del 13 de noviembre de 1964,Paraninfo de la Universidad de Carabobo, de las manos del Rector Giugni,recibió el título de Abogado de la República.
Era el primer sacerdote salesiano que optaba a un título universitario, enla historia de la Inspectoría Salesiana de Venezuela. Era también el primersacerdote regular, valga decir el primer miembro de comunidad religiosa,que entre nosotros escalaba las grandes del Paraninfo en demanda de undiploma. Debería remontarnos hasta los últimos años del siglo pasado o losprimeros de la actual centuria, cuando la primera etapa de la Universidadde Valencia.Solamente entonces encontraríamos figuras muy respetables del Clero deCarabobo, pertenecientes todas al clero secular como cursantes regulares anivel de la Facultad de Ciencias Eclesiásticas.
En todo salesiano debe anidar la vocación didáctica. Sentirse bien entrelos niños; observar y clasificar sus tendencias y aptitudes. Encausar susreacciones y sentimientos desde la edad temprana. Y enriquecer susconocimientos en el aula. Ricardo Alterio recibió esa formación como quienrecibe un legado, de las propias manos del Padre Enrique De Ferrari. Elejemplo luminoso de aquel maestro inolvidable es guía permanente de susactos y constante punto de referencia en sus diarios exámenes deconciencia.
Egresado del Instituto pedagógico Nacional encausó sus actividades docentesen el sentido de la especialización. Física y Matemáticas. Al dictarlas,evita a todo trance el atiborramiento y la sucesión de conocimientos;repetidos sin hacer huellas en el cerebro y en el ánimo del alumnado.Conocimientos básicos, sustantivos, fundamentales; haciendo siempre impactoen el ánimo del auditorio. Todo de acuerdo con la máxima de Graf: "Es unmaestro excelente aquél que sin enseñar muchas cosas, hace nacer en eldiscípulo un afán grande de aprender".Porque es un Profesor excelente sus discípulos lo recuerdan y se acercanpara percibir otra vez su acento de maestro. De los catedráticos anodinos yoscuros sólo un recuerdo muy vago conservan sus discípulos. Su fama de buenprofesor lo ha llevado en los cuadros docentes de la Facultad de Derecho dela Universidad de Carabobo. A cuatro años escasos de haber recibido eltítulo académico, el Padre Alterio ya ostenta rango de profesoruniversitario.
La etapa de más de dos lustros que él ha encarnado, al frente del Colegio"Don Bosco" de Valencia, lo ha aureolado como famoso administrador. Así lopregonan sus grandes realizaciones. Buscarlo en sus obras, en la seguridadde encontrarlo crecido y enhiesto, como quien concibe y realizaproyectándose hacia el futuro. Allí estaba todo el brazo del colegio. Confrente a la Calle Briceño Méndez. Edificio de cuatro pisos. Aulas,dormitorios, comedores, cocina, enfermería, y residencia para el personal.Todo de una impresionante solidez, cómodo, higiénico, confortable.Realizado con durabilidad de centurias, como para soportar la dura pruebadel golpeteo de la muchachada.
Pero capítulo aparte merece su nuevo santuario. Iglesia de dos pisos, capazde alojar mil alumnos en el piso alto, y más de mil feligreses en la plantabaja. Templo moderno, vasto, iluminado, y funcional.
Se podrá no estar muy de acuerdo con su línea arquitectónica, y hastaañorar las góticas ojivas de la iglesia vieja. ¿Quién podrá dudar queabunda más el motivo artístico en los santuarios semioscuros del siglopasado?
Pero no se habla acaso de una iglesia nueva? De un nuevo rito y de un nuevoorden? Para tales planteamientos esta como la mejor respuesta, estesantuario esbelto, semicircular, escueto, audaz y sólido a la vez que elPadre Alterio eligiera a la Virgen Auxiliadora.
Ahí queda, en el ángulo noroeste del cruce de las calles Páez y Anzoátegui.Dotados de todos los implementos que el culto católico requiere y señala.Obra que anda por encima del millón y medio de bolívares, totalmentepagados para la fecha. En una de las capillas laterales de la derecha, elosario; que guarda cenizas muy preciadas. Las de Félix Andrés Bergeretti,en primer término. Las de Enrique De Ferrari, de imborrable memoria. Las deMaría de la Paz Pérez Santander, la insigne bienhechora, que concibiera ysufragara la avenida de los primeros salesianos. Las de otras beneméritasbenefactoras, como Doña Ninfa Pérez de Bermúdez Coussin. Y las de DonCayetano Alterio progenitor del ilustre sacerdote, y gran amigo de la obrasalesiana. . . Y en la parte frontal del Santuario, el Bautisterio queanuncia y aguarda los catecúmenos, que alguna vez habrán de llegar.
Pero salgamos del nuevo Santuario, y trasladémonos al extremo suroeste dela ciudad. En el barrio "El Boquete" centenares de muchachos concurren alas aulas del Oratorio Festivo "Monseñor Víctor Julio Arocha". Allíencontraremos la capilla, y comedor escolar, el cine, las diversionesapropiadas para la infancia. El germen de una futura gran escuela de artesmanuales. Todo integrado por un ambiente grato y reconfortante. Es la obraprohijada por el Colegio "Don Bosco" de Valencia. Es la punta de lanza deesta casa salesiana, en una de las barriadas proletarias de la ciudad. Estambién la obra del Padre Alterio y recordemos después como el profesor delas más ejemplarizantes disciplinas, terminada la lección, mientras lamuchachada grita y corre en el patio principal, abre el piano, y se deleitacon las más variadas partituras. Es el discípulo de José María Grazzini yde Luis Troya. Es el sucesor del famoso Jacinto Piana, quien fundará losprimeros grupos orquestales del colegio. Y es también el compositor, paraquien el Pentagrama parece no guardar secretos.Pero para quién cubre tantos aspectos, y exhibe tantas aristas, un soloplano recóndito. El espíritu genuinamente sacerdotal, que rige suausteridad, preside su mundo anterior, alienta y sostiene muy viva su fe.Más de treinta años lleva vistiendo la sotana del sacerdote. Nadie lo havisto vestido en otra forma. Es que vive abrazado a su sotana, con toda lafuerza y el aliento de su intensa vocación sacerdota!Este es el Padre Alterio, a quien el Dr. Fabián de Jesús Díaz bautizó como"Un hombre y capitán para las empresas de envergadura". Fiel observante dela regla, es salesiano enchapado a la antigua. Pertenece, en consecuencia,a la misma estirpe de aquellos apóstoles que, a fines del siglo pasado,levantaron su tienda en la casa de la calle Anzoátegui, a media cuadra dela esquina de "El Vapor". Uno de aquellos pioneros modeló su perfil de hijo de Don Bosco.
¿Cómo puede extrañar que él, leal y consecuente para con sus maestros,exhiba sus mismas virtudes, y ejercite igual comportamiento? . . . Valenciapuede sentirse orgullosa de este valenciano de auténtico valimiento, quequiso y que la vivió y soñó muy digna de su pasado, pero también muy a tonocon su radiante porvenir. Y así, muy antiguo y muy moderno para quien loobservo desde afuera, Ricardo Alterio vivió su presente inmutable como hijode Don Bosco.
Las anécdotas y las historias del Colegio son innumerables, son cuartos queesconden un tesoro y por lo corto del tiempo hemos debido restringirnuestra investigación a lo que serían los primeros setenta y cinco años,quedando para futuras investigaciones el pasado que un día fue presente.Los Directores de la Comunidad Salesiana del Colegio "Don Bosco"
P. Andrés Félix Bergeretti 1894-1902
P. J. Baustista Voghera 1902-1908
P. Enrique La Riva 1908-1913
P. Enrique de Ferrari 1913-1924
P. Rodolfo Fierro Torres 1924-1930
P. Máximo Piwowarczyr 1930-1932
P. Isaías Ojeda 1932-1939
P. José M. Wolbers 1939-1944
P. Jesús A. Díaz 1950-1952
P. Antenor Fontana 1946-1947
P. Cosme Alterio 1945-1946
P. Ricardo Alterio 1944-1969
P. German Delgado 1969-1972
P. Eugenio Monetti 1973-1976
P. Adrian Scurato 1976-1979
P. Ignacio Velasco 1979-1983
P. Moisés Consonni 1983-1986
P. Eligio Moretto 1987-1990
P. Fulgencio Sánchez 1990-1993
P. Mario Fantín 1993-1994
P. Jonny Reyes 1994-1999
P. José Romualdo Godoy 2000-2001
P. Ramón Alfredo Oliveros 2001-
P. Fulgencio Sánchez
P. Jonny Reyes
P. David Marín 2013-2024
P. Gustavo Santana * 2014-2015
Directores laicos del Colegio
Lcdo. José Tadeo Morales
Lcda. Alison Acosta
Lcdo. Fidel Moreno
Lcdo. José Javier Díaz 2015-2021
P. Jaime G. Padrón sdb 2021-2024
San Juan bosco
Juan nació en I Becchi (Italia) el 16 de agosto de 1815. Su madre, Margarita, estaba casada con Francisco, que se había quedado viudo y tenía un hijo llamado Antonio. Cuando Juan tenía tan solo 2 años se le murió su padre y la familia comenzó a vivir serias dificultades económicas, pero sobre todo, dificultades de relación ya que Antonio tenía envidia de Juan.
A la edad de 9 años Juan tuvo un sueño profético que marcó toda su vida: él sería pastor y guía de los niños y jóvenes más necesitados. Tenía pues que estudiar y prepararse bien y, como en casa había muchas dificultades, tuvo que buscar trabajo en un pueblo cercano. Allí, pudo alternar su trabajo en el campo y el establo con el estudio y la oración. Más adelante, en 1829 don Calosso, (capellán de Murialdo) se ofrece como su primer profesor de latín y su primer guía espiritual, pero murió repentinamente en noviembre de 1830. Juan, consciente de la misión que tendrá entre los jóvenes, no ahorra ningún esfuerzo para poder continuar con sus estudios. Camina 20 kilómetros diarios, vive como pensionista en la casa de un sastre y músico del pueblo, aprende múltiples oficios para ganarse el pan… duerme debajo de una escalera y trabaja como aprendiz de taller, camarero, empleado en un establo, etc. Esta fuerte inquietud vocacional le empuja a fundar con sus amigos la Sociedad de la Alegría,… a entrar en el Seminario… y, en 1841, a ordenarse sacerdote. ¡Su sueño se va haciendo realidad! ¡Ahora puede dedicarse de lleno a los jóvenes más necesitados!
La Sociedad Salesiana se inicia en el año 1854, para asegurar en un futuro la estabilidad de sus obras y de su espíritu. Pero ¿Y quién se va a dedicar a las niñas y las jóvenes más pobres?… No sabemos hasta qué punto inquietaba a D. Bosco la situación de abandono en que vivían las niñas y las jóvenes en aquella sociedad. Lo que sí es cierto que el tema le preocupaba y ocupaba… Él quería fundar una congregación femenina que se ocupara de las chicas y consideró providencial el encuentro en 1862 con D. Pestarino (párroco de Mornés); éste le contó la existencia de un grupo de jóvenes que llevaban adelante un taller y un oratorio con las niñas y jóvenes de su pueblo. Sabemos que D. Pestarino le habló especialmente de la joven, María Mazzarello.
Cuando D. Bosco va a Mornés, en 1864, descubre por él mismo que esta joven, María Mazzarello, está haciendo con las niñas y jóvenes de Mornés lo mismo que él está haciendo con los niños y jóvenes en Turín. María, por su parte, manifiesta que “las palabras de D. Bosco eran como el eco de una voz que sentía en el corazón, sin saberla expresar; como la traducción de sus mismos sentimientos; como algo esperado siempre y que finalmente llegaba” y expresa “Don Bosco es un santo, y yo lo siento”.
Así, en 1872, Don Bosco, con María Mazzarello, funda el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora.
La primera expedición misionera parte para Argentina en el año 1875 y está formada por salesianos e Hijas de María Auxiliadora. En este mismo año nacen los Cooperadores, considerados por don Bosco como «Salesianos Externos».
Don Bosco muere el día 31 de enero de 1888, es beatificado por el Papa Pío XI el 2 de junio de 1929 y declarado santo el 1 abril de 1934.
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